Samsung ha sido criticada durante mucho tiempo por la falta de innovación que los usuarios notaban en sus dispositivos móviles. Y es que los smartphones “tope de gama”, dispositivos que generalmente van en cabeza en cuanto a innovación, han sido muy continuistas en las últimas tandas.
Sin embargo, aunque muchos no se den cuanta, la marca sí que ha ido introduciendo mejoras en cada uno de sus buque insignia. Y no hablamos de utilizar procesadores más potentes o aumentar la memoria RAM, sino de aquellos componentes que fabrica la misma Samsung y que incluyen en sus propios dispositivos.
Un ejemplo claro serían las pantallas con tecnología Super AMOLED. Como bien sabéis, la marca incluye un panel de esta tecnología en cada smartphone tope de gama que lanza al mercado anualmente. Los colores vivos así como los “negros reales” hacían que muchos adoraran este tipo de tecnología. Pero este tipo de pantalla traía consigo algunos inconvenientes (degradación de la pantalla a no tan largo plazo, poco brillo y la incapacidad de igualar los blancos de otras tecnologías). Samsung no quiso dejar de lado la tecnología que prácticamente le diferenciaban. Por lo que, pese a haber tenido menor periodo de desarrollo frente a otros tipos de pantalla, consiguió mejorar de forma exponencial las pantallas Super AMOLED. De forma que, a falta de pruebas de sus nuevos lanzamientos, el Galaxy S5 se posiciona como el dispositivo con la mejor pantalla jamás probada.
Este mismo tipo de progreso lo encontramos en los procesadores Exynos (actualmente más avanzados tecnológicamente que los de Qualcomm), en el detector de huellas dactilar (siendo ahora sí realmente preciso), en las pantallas curvas (cuyo máximo exponente podemos encontrar en el S6 Edge) y en muchos más componentes de la marca.
Las mejoras de este tipo siempre van acompañadas de un gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) y es por ello que la marca hoy es noticia. Las estadísticas detallan que en el año 2014 Samsung ha alcanzado un máximo en su gasto en I+D. Llegando a invertir en la innovación hasta el 7,4% de sus ingresos totales, es decir unos 13.800 millones de dólares. Lo que supone prácticamente el triple de lo que gastó Apple en el mismo año.
Esperemos que los gastos en I+D acaben dando sus frutos, económicamente hablando. Ya que sólo así aseguramos que las marcas sigan apostando por innovación.
Y tú, ¿Qué opinas de la estrategia de Samsung?
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